Estrategias Orientadoras Para el Desarrollo del Potencial Humano

 UNIDAD II.  Estrategias Orientadoras para el desarrollo de  las potencialidades humanas.

 

II.1  Autoconocimiento

“Cuando aprendemos a conocernos, en verdad vivimos” R.Schuller.

Cuando alguna persona decide comenzar seriamente un camino de perfeccionamiento de sí mismo, pronto se encontrará con alguien que le dirá solemnemente: lo primero que debes hacer es conocerte a ti mismo.
 

Lo que casi nadie explica hasta ahora es que no basta con tener la intención de conocerse a sí mismo para lograrlo. Más aún, sin una ardua preparación es imposible.

 

Sólo se puede aspirar a una vida mejor si se identifica lo que está errado en uno. Pero, ¿cómo hacerlo, si la mente está entrenada para suavizar las equivocaciones y para justificar las acciones?  El conocimiento del yo, de nosotros mismos es algo que alimenta nuestra conciencia, o la chispa divina dentro de cada persona. El saber algo porque lo hayamos estudiado en un libro es muy diferente al haber ganado conocimiento por medio de la experiencia directa a través de nuestra conciencia.

 

“El conocimiento acerca de nosotros mismos, es una actividad muy beneficiosa e interesante. El saber qué es lo que nos hace actuar de cierta manera, por qué nos enojamos o nos ponemos nerviosos, por qué nos deprimimos o nos angustiamos, es una información muy útil de poseer. Si queremos eliminar la negatividad de nuestro interior, primero tenemos que ver exactamente qué es eso que queremos eliminar.. Este es el primer paso hacia el conocimiento de uno mismo. Gradualmente empezamos a ver los estados negativos que moran en nuestro interior y los estados de ensueño que nos trasladan fuera del momento presente. Y los observamos objetivamente en vez de identificarnos con ellos. A partir de aquí, podemos empezar a eliminar estos aspectos de nuestra psique con técnicas específicas. Cuando empezamos este proceso de Autoconocimiento, descubrimos partes de nosotros que no sabíamos existían. También empezamos a ver lo importante que es el eliminar nuestro lado negativo. Los diferentes tipos de negatividad dentro de nosotros son los que causan tanta tristeza y sufrimiento, y son los culpables de todas las situaciones negativas en las que nos encontramos. Observando nuestro interior,  ganamos un profundo conocimiento de nosotros mismos y de otras personas a nuestro alrededor. Sólo entonces podemos abordar la eliminación de este lado negativo y aumentar y rejuvenecer nuestra parte espiritual. Este proceso de reconquista de nuestro lado espiritual es lo que nos brinda verdadero crecimiento”.[1]

El conocimiento de nosotros mismos incluye el conocer las partes de las que estamos compuestos, de cuáles son nuestras posibilidades, necesidades, limitaciones, habilidades y éxitos. Por qué y cómo actuamos y sentimos.

 

Capacidades

La mayoría de los seres humanos contamos con un gran número de capacidades para enfrentar y poder solucionar los problemas que nos plantea la vida.

 

Es frecuente que estas capacidades las utilicemos de manera mecanizada, por lo tanto obtenemos resultados porco satisfactorios. El hecho de racionalizar y ejercitar nuestro potencial mental representa la posibilidad de lograr soluciones existenciales más satisfactorias y asertivas.

 

Algunas de las capacidades más comunes:

[  Inteligencia racional: es la madurez del sentido común y del pensamiento.

[  Inteligencia emocional: es la madurez para canalizar los sentimientos y las emociones

[  Sensibilidad: percepción y reacción creativa.

[  Intuición: cálculo y deducción lógica y espontánea.

[  Templanza: fuerza y control sobre las emociones.

[  Memoria: retención de información.

[  Sensitividad: percepción extrasensorial.

[  Sentidos sensoriales: gusto, olfato. Vista, tacto y oído.

[  Afectividad: capacidad de amar.

[  Creatividad: capacidad de abstraer e innovar ideas.

 

Analiza cuáles capacidades se han desarrollado de manera natural y en cuáles necesitas trabajar.

 

II.2 EL YO BIOPSICOSOCIAL.

El yo biopsicosocial.[2]

El ser biopsicosocial es el yo integral, o sea la reunión de todas sus partes (la que se es y se tiene) que cargadas de energía salen o se manifiestan en las actuaciones.

 

El yo Físico, que es el que más claramente se ve, es el organismo; necesita atención y cuidado para poder desarrollar sus capacidades y convertirlas en habilidades,  (alimentación, ejercicio).

 

El yo Psíquico, que es la parte interna, se divide en tres: lo emotivo, la mente y el espíritu.

La parte emotiva es la que lleva al hombre a conocerse; es a través de estados de ánimo, sentimientos y emociones, como se da cuenta que existe, y como decía un maestro "no es lo mismo tener un sentimiento en las manos que estar en las manos de un sentimiento"

 

La mente tiene todos los talentos; es necesario desarrollarlos y, más aún, estar conciente de ellos para poder manejarlos positivamente. Debe recordase esto a las personas que dicen con frecuencia: "así soy yo"; "me enojo cuando las cosas no salen como yo quiero". Esas personas están funcionando sólo la parte emotiva; no usan sus talentos de la mente y menos utilizan las capacidades del espíritu; viven reaccionando a las grabaciones que tienen automáticamente, sin ver que cada situación que se presenta en la vida tiene diversa soluciones y no ven más opciones; esta lleva a sentirse mal, frustradas; podría decirse que escogen el camino erróneo.

El espíritu es el elemento que busca el significado de la vida, es el "YO profundo", el núcleo de identidad, la parte más interna y dinámica. Se manifiesta a través de lo que se quiere lograr y como quiere lograrse

 

El yo social: puede expresarse a través de los papeles que vive el individuo como hermano, amigo, padre, madre, vecino, alumno, maestro, etc. Al relacionarse el hombre trasciende a través del yo social, pero no de la que él cree, sino de lo que en realidad es.

 

II.3 Cualidades y defectos.

Es muy importante que asumas que eres una persona valiosa, capaz de resolver cualquiera de tus problemas y tener éxito, educando tus cualidades. Aceptarte es asumir el deber de trabajar contigo mismo/a, para desarrollar tus posibilidades. Podrás ir a tu aire, marchando con seguridad, si aceptas cuanto eres y tienes, incluidos tus defectos.

 

Todos los defectos son relativos, según la cultura y el momento histórico que consideremos.  De manera que las   valoraciones vergonzantes de los defectos han de ser matizadas convenientemente, porque oscilan El defecto, una vez aceptado, no malgasta energías en producir desvalorizaciones y se puede convertir en reto a superar, trabajando la propia persona, asumiendo el compromiso de desarrollar alguna habilidad que neutralice los efectos del defecto.

 

Aceptar las cualidades personales y los defectos es una condición previa para evolucionar. Todos los seres humanos tenemos más cualidades que defectos. Las cualidades son recursos positivos que sirven para muchísimas aplicaciones, entre otras, superar los defectos. Todos los seres humanos debemos valorarnos por nuestras cualidades.

 

Por ello acrecienta el poder de cada uno. Todos los seres humanos tenemos derecho a tener defectos, pues son parte de nuestra naturaleza configuran nuestra singularidad personal.

 

II.4 Motivaciones

 

Un individuo está motivado cuando siente deseo, anhelo, voluntad, ansia, carencia o necesidad. Esto es en lo m{as profundo del ser; por tanto, la motivación es subjetiva. Hay dos clases de motivaciones: de deficiencia y de desarrollo. Las primeras se basan en las propias necesidades básicas, primarias o deficitarias, que son las que sólo pueden ser satisfechas por los demás, es decir, desde fuera de la persona; realidad que se sucede desde la niñez hasta la adolescencia de manera decreciente. Esto implica una considerable dependencia del exterior. La segunda de las motivaciones -de desarrollo,  y en contraste con la primera, el individuo que se auto realiza es menos dependiente, menos espectador, más autónomo y autodirigido. Lejos de necesitar a los demás para que le den, las necesita para darles; ésta dispuesto a dar y tiene espacial preferencia por la intimidad y la reflexión. La motivación del desarrollo puede ser a largo plazo, como llegar a ser un buen profesional o artista y puede absorber casi la totalidad de una vida, en tanto que otras motivaciones son a corto plazo.

 

 II.5 Autoconcepto

“Dale a un hombre una autoimagen pobre y acabará siendo un siervo”               

 R. Schuller

Opinión que tiene una persona sobre sí mismo. “Es el conjunto de representaciones que el individuo elabora sobre sí mismo y que incluyen aspectos corporales, psicológicos, sociales y morales”[3]

 

Es una serie de creencias acerca de sí mismo, que se manifiestan en la conducta.

 

Características, atributos, cualidades, defectos, capacidades, límites. 

Ejemplos de estas percepciones:

El autoconcepto se adquiere, enriquece y modifica a lo largo de la vida del individuo. El origen del autoconcepto se sitúa en los primeros años de la vida de una persona, y va evolucionando, produciéndose cambios tanto cualitativos como cuantitativos.  El  autoconcepto se desarrollará positiva o negativamente según haya sido reforzado. 

 

a)    Conocimiento de sí mismo

b)    Autoestima 

c)    Autocontrol 

d)    Autonomía

 El autoconcepto positivo favorece el desarrollo de las capacidades potenciales de cada persona y motiva a la autorrealización 

a)    ¿Cómo me veo?

b)    ¿Cómo quisiera verme?

c)    ¿Cómo creo que me ven los otros?

Definir el autoconcepto es imprescindible para poder tomar conciencia de lo que no nos gusta de nuestro estado actual y  poder cambiarlo al estado deseado.

 

“Autores como Erick Ericsson y James Marcia, que se dedicaron al estudio del desarrollo de la personalidad y del autoconcepto, encontraron que conforme las personas maduramos, pasamos de perspectivas concretas y fragmentadas acerca de nosotros mismos a perspectivas más abstractas, organizadas y objetivas. Los jóvenes, ante la pregunta de ¿Quién soy? responden  considerando, no sólo los rasgos físicos o tangibles, sino que pueden describir sus características psicológicas. Las descripciones de sí mismo en los jóvenes suelen incluir sus cualidades interpersonales y sociales y comienzan a pensar en ellos mismos y en los demás, en términos de valores y actitudes abstractos (solidario, tolerante, honesto, justo). De hecho las grandes decisiones de una persona con respecto a la religión, la filosofía y el estilo de vida, la sexualidad, la elección de carrera o las preferencias políticas, pasan a formar parte del autoconcepto en los años del bachillerato y la universidad. Por otra parte, al madurar la perspectiva que uno tiene de sí mismo va haciéndose diferenciada, podemos identificar las áreas del desempeño en que somos buenos y en las que no. Así podríamos decir que en la juventud entran en juego varios conceptos del yo. Durante la juventud el aspecto central del desarrollo humano se concentra en la búsqueda de una identidad propia y dicha identidad es básicamente la compleja respuesta a la compleja pregunta: ¿Quién soy?”.[4]

 

II.6 Autoestima

“Sólo se podrá respetar a los demás cuando se respeta uno a sí mismo; sólo podremos dar cuando nos hemos dado a nosotros mismos; sólo podremos amar cuando nos amemos a nosotros mismos” Abraham Maslow

 

La autoestima es la valoración que tenemos de nosotros, la opinión y sentimiento que cada uno tiene acerca de si mismo de los propios actos, los propios valores y las propias conductas.[5]

 

Cuando la autoestima es alta, nos sentimos llenos de energía y entusiasmo, nos sentimos capaces de todo, nos sentimos seguros de nuestro propio valer y nuestra importancia.

 

Cuando la autoestima es baja, estamos cansados, nada nos entusiasma, nos sentimos inseguros de lo que somos capaces de hacer, sentimos que valemos poco.

 

Es normal que a veces nos sintamos bien  y a veces mal con respecto a nosotros mismos. Pero existen personas que parecen siempre tener una sola clase de autoestima, o siempre alta o siempre baja. 

Una persona con autoestima baja piensa que es insignificante. Se pasa la vida esperando que le ocurran las perores catástrofes, hasta que le ocurren. Vive con el temor de ser pisoteada, menospreciada, abandonada, engañada. Vive sus días aislada del mundo. La soledad parece perseguirla. Tiene enormes dificultades para comunicarse.

Una persona con autoestima alta piensa que su vida hace una diferencia importante en el mundo y en las personas que le rodean. Tiene confianza en sus capacidades. Se caracteriza por su honestidad, su amor hacia si misma y hacia los demás y porque se expresa con libertad. Demuestra integridad entre sus valores y sus acciones, entre lo que siente y lo que dice, entre su comunicación verbal y no verbal. Es conciente de que su mejor recurso es su propia persona. Sabe que puede contar con ella misma para todo lo que sea necesario. Tiene confianza en su presente y esperanza en su futuro. Se acepta tal y como es, y al mismo tiempo, desea mejorar. Disfruta cuando logra mejorar, pero entiende que no siempre es posible.

 

Puesto que la autoestima se aprende, podemos también cambiarla y volverla mas positiva. Virginia Satir (1981) especialista en relaciones humanas ha dicho: “siempre hay esperanza de que la vida cambie porque siempre se pueden aprender cosas nuevas”.[6]

 

Lo tres principales pasos para mejorar la autoestima son:

1.       Reconocer que nuestra autoestima es baja.

2.       Convencerse de que la autoestima se puede cambiar

3.       Decidir cambiarla.

 

Otras ideas que ayudarán a mejorar la autoestima son:

1.    Reconocer que solamente nosotros mismos podemos hacer el cambio. En realidad, nadie más tiene esa responsabilidad ni esa capacidad. Quizá hay algunos de nosotros que creemos que la autoestima la produjeron otros (es fácil culpar al resto del mundo).

2.    Hacer un balance de las virtudes y los defectos. Todos tenemos cualidades y defectos y todos podemos sacarle partido a nuestras cualidades y cambiar algunas de las características propias que nos disgustan. Podemos hacer una lista de lo que nos gusta y otra de lo que nos disgusta de nosotros. (Apariencia física, personalidad).

3.    Empecemos primero por uno de los defectos. Debemos estar concientes que no todo lo que disgusta se podrá modificar.

Dios, concédeme la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí puedo y la sabiduría para reconocer la diferencia”                       San Francisco de Asís

4.    Para aprender una nueva actitud personal, comencemos con lo sencillo. y por supuesto, premiémonos generosamente al alcanzar una meta, por pequeña que ésta sea.

5.    Cualquier cambio que planeemos hacer, hagámoslo para complacernos a nosotros mismos. Podemos complacer a algunas personas por cierto tiempo, pero no podemos complacer a todo el mundo todo el tiempo. Ni tiene caso hacerlo.

 

[  En la medida en que nos conocemos y aceptamos, estaremos más contentos, satisfechos y tranquilos.

[  Si estamos contentos con nosotros mismos, interactuamos más constructivamente con otros y lograremos más y mejores metas.

[  Será más probable que otros nos vean, respeten y admiren, de una manera más positiva, si nos aceptamos como somos. Si nos tenemos autoestima será más fácil que otros también nos quieran

[  La autoestima positiva es un motivador poderoso de nuestra conducta que trabaja para mantener la propia estabilidad y nos brinda una serie de expectativas (metas) de logro y éxito.

 

Mi declaración de Autoestima[7]

“Yo soy yo.

En todo el mundo no existe nadie exactamente igual a mí. Hay personas que tienen aspectos míos, pero ninguna forma al mismo conjunto mío. Por consiguiente, todo lo que sale de mí es auténticamente mío porque yo sola lo elegí.

 

Todo lo mío me pertenece, mi cuerpo, todo lo que hace; mi mente, con todos sus pensamientos e ideas; bisojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis sentimientos, cualesquiera que sean –ira, alegría, frustración, amor, decepción, emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces o cortantes, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave; y todas mis acciones, sean para otros o para mi.

 

Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores.

 

Son míos mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores.

 

Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo llegar a quererme y sentir amistad hacia todas mis partes. Puedo hacer factible que todo lo que me concierne funcione para mis mejores intereses.

 

Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco. Pero mientras yo me estime y me quiera, puedo buscar con valor y optimismo soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome cada vez más.

 

Como quiera que parezca y suene, diga y haga lo que sea, piense y sienta en un momento dado, todo es parte de mi ser. Esto es real y representa el lugar que ocupo en ese momento del tiempo.

 

A la hora de un examen de conciencia respecto de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán inadecuadas, pero puedo descartar lo inapropiado, conservar lo bueno e inventar algo nuevo que supla a lo descartado.

 

Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo los medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productiva, y para lograr darle sentido y orden al mundo de personas y cosas que me rodean.

 

Me pertenezco y así puedo estructurarme.

 

Yo soy yo y estoy bien”

 

II.7 Desarrollo de la Autoestima.

El concepto del Yo y de la Autoestima se desarrolla gradualmente durante toda la vida, empezando en la infancia y pasando por diversas etapas de progresiva complejidad. Cada etapa aporta impresiones, sentimientos e incluso, complicados razonamientos sobre el Yo. El resultado es un sentimiento generalizado de valía o de incapacidad.

 

Para desarrollar la Autoestima en todos los niveles de la actividad desde un estudiante, pasando por el escritor, el profesional, el obrero, el ejecutivo, etc. Se necesita tener una actitud de confianza frente sí mismo y actuar con seguridad frente a terceros, ser abiertos y flexibles, valorar a los demás y aceptarlos como son; ser capaz de ser autónomo en sus decisiones, tener comunicación clara y directa, tener una actitud empática, es decir, capaz de conectarse con las necesidades de sus congéneres, asumir actitudes de compromiso, ser optimista en sus actividades.

 

Otra estrategia para desarrollar la Autoestima es cuando una persona se equivoca y es capaz de reconocer y enmendar sus errores, no limitarse a auto culparse, ni culpar a los otros. Tener actitud creativa y ser capaz de asumir los riesgos que implica una nueva tarea, evitar la critica. También tenemos que evitar la frecuencia muy alta del mensaje, encontrar los datos positivos de otras personas, conectarse con emociones positivas del pasado, ampliar el conocimiento de si mismo con mayor sinceridad, tener tabla de valores y respetarla, desarrollar el sentido del humor e infundirlo.

 

Un aspecto central para el desarrollo de la Autoestima, es el conocimiento de nosotros mismo. Cuanto más conocemos, es más posible querer y aceptar nuestros valores. Si bien las metas son básicas para darle un sentido a la vida, ellas tienen costos en esfuerzo, fatiga, desgaste, frustración, pero también en maduración, logros y satisfacción personal. 

 

Cuando se tiene contacto con personas equilibradas, constructivas, honestas y constantes, es más probable que se desarrolle una personalidad sana, de actitudes positivas que permitan desarrollarse con mayores posibilidades de éxito, aumentando la autoestima.

 

II.8 Reconstrucción de la Autoestima.

La autoaceptación es el cuarto escalón para alcanzar una autoestima alta. Aprender a aceptase es la cuarta base de la estructura de la autoestima. Aceptar con orgullo las propias habilidades y capacidades, y reconocer las fallas y debilidades sin sentirse devaluado, es el paso más importante para la reconstrucción de la autoestima.

 

Otro punto importante es confiar en el organismo y su naturaleza interna para tener la habilidad de tomar decisiones que realmente se quieran sin importar la reprobación y la crítica. La reconstrucción de la autoestima se lleva a cabo con la utilización de todo el potencial, que se puede manejar poniéndose metas, haciendo contratos consigo mismo, remodelando actitudes y actividades, actualizando la escala de valores y manejando la agresividad

 

Se dice que el auto concepto es aprendido; por lo tanto, es factible modificarlo o cambiarlo, y olvidarlo en ciertos puntos. 

Es necesario rodearse de una atmósfera donde se promueva la confianza, el afecto, el respeto y la aceptación, y no seguir en una donde estos valores son ignorados o rechazados; tener actividades donde sea posible el éxito, y no aquella en que se sabe de antemano que se va a fracasar.

 

II.9 La autoestima en las relaciones interpersonales

Según la autoestima, así van a ser las relaciones con los demás; autoestimarse lleva a estimar a los demás. En muchas religiones y filosofías se encuentra: “Ama al prójimo como a ti mismo”, “Haz con los otros lo que quieras para ti!, “No hagas a otros lo que no quieras para ti”, etc.

 

Cuando la persona se perciba a sí misma percibirá a los demás. Algunas veces verá en el otro lo que crea o lo que sienta de si misma.

 

El hombre es en el otro, a través del otro. Fracasará en sus relaciones si no puede tener buenas relaciones consigo mismo. Si tiene problemas con las personas empezará por resolverlos mediante un aprecio crítico y honesto de sí mismo.

 

II.10 Adaptación[8]

“No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos” 

Proverbio holandés.

¿Conoces el proverbio adaptarse o morir?, ¿qué sentido puede tener? Para saberlo basta con analizar un ejemplo de adaptación que la naturaleza nos brinda. La liebre en el otoño, adopta el color rojizo de las hojas, y en el invierno se vuelve totalmente blanca, como la nieve, en otras palabras, la liebre si quiere seguir viviendo, tiene que adaptarse al medio ambiente que le rodea.

 

De la misma manera los seres humanos nos enfrentamos a diversas situaciones a las que debemos adaptarnos. Cuando no logramos esta adaptación, nos sentimos incómodos y frustrados. He aquí la importancia de la adaptación.

 

Víctor Frankl, psiquiatra judío, sobrevivió al holocausto, incluso tras haber estado en cuatro campos de concentración nazis, incluyendo el de Auschwitz, desde 1942 a 1945; no ocurrió así con sus padres y otros familiares, los cuales murieron.  Debido en parte a su sufrimiento durante su vida en los campos de concentración y mientras estaba en ellos, 

Frankl desarrolló un acercamiento revolucionario a la psicoterapia conocido como logoterapia.

 

Frankl  se da cuenta de que los seres humanos, tenemos siempre al menos, dos opciones  en cualquier situación que se presente en nuestra vida. Entonces al analizar la importancia de la adaptación podemos mencionar que tenemos opciones, te adaptas a tu situación, o la cambias.,-si puedes hacerlo-. Y si no puedes cambiarla, ¡adáptate!... a tu familia, a tu trabajo, a tu escuela, a tu comunidad, etcétera

 

II.11 La confianza en si mismo[9]

“La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito”

Ralph Waldo Emerson

Vamos a iniciar un camino para un largo viaje en el que habremos de encontrar varios obstáculos, pero debemos tenerlos a la vista para poder evitarlos. Hay personas a nuestro alrededor que ya han realizado ese viaje y hoy se sienten felices, realizados, no mencionan sus tropiezos ni de las dificultades que atravesaron,  sólo hablan de los resultados positivos al llegar al término de su caminar. Y nosotros… ¿a donde nos dirigimos?, ¿cuál es nuestra meta? Desarrollar todas nuestras potencialidades y lograr nuestro crecimiento personal, a través de las estrategias que nos ayudarán a conseguirlo.

 

Tener confianza en si mismo, es reconocer las capacidades. Límites y posibilidades. Se conoce la fuerza física porque no se tiene miedo de ponerla a prueba. Pero respecto a la fuerza moral, siempre se siente un poco de miedo de comprobarla. Se teme arriesgarse, pues tenemos miedo de nosotros mismos. Y sin embargo existen posibilidades casi ilimitadas que sólo esperan la ocasión de manifestarse.

 

Cada uno de nosotros tiene una idea aproximada de lo que significa, pero como podemos diferir, acudiremos a su definición. Básicamente trata de: la seguridad que cada uno tiene en si mismo, la esperanza de lograr lo que se propone o el dominio y vigor para conseguirlo.

 

Sobre esta base conceptual es fácil comprender que sin ella estaremos lejos de alcanzar lo que mejor hacemos. La confianza esta íntimamente ligada a la formación que hayamos tenido en el medio familiar y social, pero fundamentalmente a los desafíos que hayamos ganado mediante nuestro esfuerzo y convicción. Lo cierto es que obtenerla no es fácil y para mantenerla debemos demostrarnos a diario que somos capaces de hacer lo que queremos. Por eso cuando decimos me tengo fe, estamos diciendo me tengo confianza o lo que es lo mismo puedo hacerlo. Esos pensamientos no son fruto de caprichos si no de convicciones y a ellas se llega cuando nos demostramos que sabemos lo que hacemos y estamos en condiciones de obtener lo que queremos.

 

II.12 El entusiasmo[10]

“Todo momento grande y exigente que se produce en los anales del mundo, es el triunfo de algún entusiasmo”.                                                                                                  

 Ralph Waldo Emerson

El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla.
Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo. La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de  transformar las cosas, cree en si misma, cree en los demás, cree en la  fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones.

 

El entusiasmo es lo que da una nueva visión de la  vida.
 

Entusiasmo es distinto del optimismo. Mucha gente confunde el  optimismo con el entusiasmo. Optimismo significa creer que algo favorable va a ocurrir, inclusive anhelar que ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, es una postura amable ante los hechos que ocurren.

 

En cambio el entusiasmo es acción y transformación, es la reconciliación entre uno mismo y los hechos, las cosas. Solo hay una manera de ser entusiasta, actuar entusiastamente.

 

Si tuviéramos que esperar tener las condiciones ideales primero para luego entusiasmarnos, jamás nos entusiasmaríamos por algo, pues siempre tendríamos razones para no entusiasmarnos.

 

No son "las cosas que van bien" lo que trae entusiasmo, es el entusiasmo el que nos lleva a  hacer bien las cosas.

 

Hay personas que se quedan esperando que las condiciones mejoren, que llegue el éxito, que mejore su trabajo, que mejore su relación de pareja o de familia para  luego entusiasmarse. La verdad es que jamás se entusiasmarán por algo.

 

Si creemos que es imposible entusiasmarnos por las condiciones actuales en las que nos tocó vivir, lo más probable será que jamás saldremos de esa situación. Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea. Dejar de un lado toda la negatividad, dejar de un lado todo el escepticismo, dejar de ser incrédulo y ser entusiasta con la vida, con quienes nos rodean y con uno mismo.

 

El entusiasmo es un impulso de todo nuestro ser hacia la meta que nos hemos fijado; es lo que nos permite crear, realizar, es como un fuego que devora cualquier obstáculo que se interpone en nuestro camino. Todos tenemos una misión en este mundo, tenemos que desempeñar un papel importante, somos responsables de la sociedad en que vivimos, hemos de hacer algo grande de nuestra vida.

 

Este es un punto de gran importancia, en este camino que estamos recorriendo. Debemos comprender que si nos orientamos hacia las cosas buenas, lograremos llegar a ellas y que nosotros, sólo nosotros somos los únicos que podemos determinar y decidir sobre nuestro propio destino. Debemos convencernos de que si no es posible  dominar tener el control de los acontecimientos, podemos sin embargo controlar sus consecuencias sobre nosotros.

 

II.13 La coherencia

“Coherencia y solidaridad son direcciones y aspiraciones de conductas a lograr, individual y comunitariamente, entonces el desarrollo humano en todos sus niveles es posible de alcanzar”. Miguel Córdova

 

Es el valor que nos hace ser personas de una pieza, actuando siempre de acuerdo a nuestros principios.

Coherencia es la correcta conducta que debemos mantener en todo momento, basada en los principios familiares, sociales y religiosos aprendidos a lo largo de nuestra vida.

 

Con este valor somos capaces de cumplir con mayor eficacia nuestras obligaciones, pues hace falta ser honesto y responsable; en nuestras relaciones personales es indispensable para ser sinceros, confiables y ejercer un liderazgo positivo; para nuestra persona, es un medio que fortalecer el carácter y desarrolla la prudencia, con un comportamiento verdaderamente auténtico.  En primera instancia, el problema de vivir este valor es que somos muy susceptibles a la influencia de las personas y lugares a los que asistimos; por temor callamos, evitamos contradecir la opinión equivocada, o definitivamente hacemos lo posible por comportarnos según el ambiente para no quedar mal ante nadie. No es posible formar nuestro criterio y carácter, si somos incapaces de defender los principios que rigen nuestra vida. Lo mejor es mantenerse firme, aún a costa del cargo, opinión o amistad que aparentemente está en juego.   No se trata aquí de discutir sobre el motivo del diálogo, sino de la actitud, de la pasividad con que enfrentamos los temas álgidos, los importantes y los superfluos. ¿De cuántas cosas nos avergonzamos sabiendo que son correctas?

 

Lo mismo sucede con los compañeros de la universidad y sus “aventuras” a veces riesgosas; al disimular ante los negocios poco transparentes que se dan en una empresa; ante la infidelidad de nuestras amistades hacia su pareja.  Debemos ser valientes para superar el temor a ser señalados como extraños, anticuados o retrógradas, porque un carácter débil inspira poco respeto y jamás lograremos demostrar la importancia de vivir de acuerdo a unos principios y valores

 

Podemos suponer que actuando en base a nuestras propias convicciones basta para ser coherentes, pero existe el riesgo de adoptar una actitud traducida en un “soy como soy y así pienso”. Efectivamente, la coherencia exige esa firmeza y postura, pero se necesita un criterio bien formado para no caer en la obstinación.

 

Todo indica que en algunos momentos exigimos coherencia en los demás: recibir un justo salario, colaboración por parte de los compañeros de trabajo, que nos procuren atenciones en casa, la lealtad y ayuda de los amigos. Pero esto debe llevarnos a reflexionar si trabajamos con intensidad y en equipo, si correspondemos con creces a los cuidados que recibimos en casa, si somos leales y verdaderos amigos de nuestros amigos.

 

Siempre debemos estar conscientes que la coherencia hasta cierto punto es flexible. Por una parte es aprender a callar y ceder en las cosas sin importancia; pero en circunstancias en las que el prestigio y la seguridad de las personas, la unidad familiar o la estabilidad social están en juego, se tiene la obligación de enfrentar la situación para evitar un daño a los derechos de los demás. Este es el motivo por el cual, el ejercicio de la prudencia es determinante, para saber actuar acertadamente en cualquier circunstancia.

 

La experiencia demuestra que vivimos con mayor tranquilidad y nuestras decisiones son más firmes, al comportarnos de manera única; que a la larga, todos aquellos que alguna vez se burlaron de nuestros principios, terminan por reconocer y apreciar la integridad de nuestra persona. Por este motivo, la unidad de vida aumenta nuestro prestigio personal, profesional y moral, lo cual garantiza incondicionalmente la estima, el respeto y la confianza de los demás.[11]

 


[1] Naranjo Claudio, (2002), Autoconocimiento Transformador ,España,  Ed. Llav, p 13-15

[2]Rodríguez, M. (1997), Autoestima clave del éxito personal. México, Manual Moderno, pp. 11-13

 

[3] Delval, Juan, (1994), El Desarrollo Humano, España, Siglo XXI, p.37

[4] Maggi, Rolando, Desarrollo Humano y Calidad; valores y actitudes, México,  Limusa, p.149

[5] Antología Navegando hacia la excelencia,  (1996), COBAES, México p.127

[6] Satir, Virginia, (1981) Relaciones Humanas en el Núcleo Familiar, México,.Pax, p. 27

[7] Ibidem

[8] Cantín F., (1994) Psicología para todos, México, Daimon, p.23

[9] Ibidem, pags 43,44,45.

[10] Cantín F., (1994), Psicología para Todos, México, Ed. Daimon, pags. 101, 105,107

[11] Ibidem.

 

La Potencialidad es algo con lo que nacemos, son las capacidades de cada persona, incluso aunque sea algo que no sepas, no conozcas, o nunca hayas hecho, puedes tener potencial para hacerlo. Es algo natural que  no adquirimos sino que ya venimos con ello. 

 

Las estrategias para el desarrollo de las potencialidades humanas son las estrategias para ayudar a incrementar  esas  capacidades, especialmente las que no conocemos en alguna actividad que si nos gusta.

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